viernes, abril 26, 2024

Un diseñador de indumentaria fue víctima de un violento ataque homofóbico

Se llama Franco Ruiz, tiene 40 años y vive en Chaco. El sábado a la madrugada, al salir de una fiesta, fue brutalmente golpeado por una patota de jóvenes que le desfiguraron el rostro. “Me pegaban con odio. Me decían puto de mierda”, contó.

“Basta de odio y de violencia”, escribió Franco Ruiz en su cuenta de Facebook. A su extenso descargo, le sumó una imagen de su rostro completamente desfigurado. La publicación llegó al periodista y activista LGTB Franco Torchia quien la compartió en su cuenta de Twitter. En pocos minutos, el posteo se viralizó. “No me imaginé que podía tener semejante alcance. En realidad yo publiqué eso para que a nadie más le pase algo así. Dos patadas más en la cabeza y no estábamos hablando”, dijo.

Franco Ruiz tiene 40 años y es el mayor de cuatro hermanos. De Resistencia (Chaco), antes de terminar el secundario se instaló en Capital Federal donde, después de rendir las materias que le faltaban, cursó la carrera de Diseño de Indumentaria y Textil en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Una vez recibido, regresó a su provincia donde, actualmente, también se dedica al estilismo. Sus diseños, cuenta orgulloso, llegaron a la edición latinoamericana de la prestigiosa revista VOGUE.

El episodio que denunció a través de sus redes sociales sucedió durante la madrugada del sábado 29 de febrero. Ruiz y su pareja fueron a la fiesta de 15 de la hija de una amiga en el Centro de Empleados de Comercio, ubicado sobre la calle Mitre 266. Según su relato, todo transcurría de manera agradable y divertida hasta que, después de cenar, él y su novio salieron a fumar a la vereda. “Ahí había un grupo de jovencitos que estaban intentando entrar a la fiesta a la que no habían sido invitados. En ese momento, me miraron mal, pero yo se lo atribuí a mi look que es un tanto particular para lo conservadora que es la sociedad acá”, sostiene.

Acerca de su look la noche de la fiesta, Ruiz especifica: “Tenía puestos unos pantalones de satín, una camisa italiana y una chalina. Eso sin mencionar el color de mi cabello: una cresta rosa con los laterales en tono plata”.

En un momento de la noche, la recepcionista del salón se retiró del lugar y este grupo de jóvenes aprovechó para “colarse” en la fiesta. Ahí, cuenta Ruiz en su posteo de Facebook, “la cosa se puso mucho más incómoda e irrespetuosa”. “Las dos o tres veces que fui al baño ellos ingresaron atrás mío y, al ver que no usaba el mingitorio, comenzaron a patear la puerta preguntándome si yo era ‘puto’”, explica a Infobae.

Aunque él se lo comentó a su pareja, este no le dio tanta relevancia. “Pensó que los chicos estaban alcoholizados”, dice Ruiz. Sin embargo al momento de retirarse, pasadas las 5 AM, uno de los jóvenes le arrancó a Ruiz un rosario que le había regalado su madre y que llevaba colgando del cuello. “Cuando sentí el tirón empecé a correr atrás de él. Lo seguí unas dos cuadras, hasta que sentí dos golpes muy fuertes en la cabeza y en la espalda que me dejaron tirado en la vereda casi inconsciente”, cuenta.

La secuencia fue más o menos así: mientras Franco Ruiz perseguía a quien le arrebató el rosario, los amigos de este joven lo perseguían a él, hasta que lograron tirarlo al piso arrojándole piedras y pedazos de baldosas. Una vez en el suelo, comenzaron a patearle la cabeza y el resto del cuerpo. “Me gritaban ‘puto de mierda’ y me decían que me iban a matar”, explica Franco.

“No pude verles la cara pero, por lo que me dijeron eran más de 15 jóvenes pegándome. Me salvó mi pareja que llegó con la policía. Ellos salieron corriendo. Cuando pudieron levantarme, estaba totalmente desfigurado y aturdido. No podía abrir los ojos ni moverme. Estoy lleno de hematomas y, de tantas patadas, dañaron mis riñones”, dice Ruiz que, un día más tarde, logró radicar la denuncia en la Comisaría Segunda de Resistencia.

Mientras se recluye en su casa (“No quiero salir ni a la esquina”, dice) Franco agradece el apoyo que recibió en redes y de parte de algunos medios. “Todo esto es una bocanada de esperanza”, dice. Y, como escribió en Facebook, vuelve a hacer énfasis en la educación que los padres les dan a sus hijos: “No los eduquen con tanto odio, homofobia, violencia y resentimiento. Gracias a Dios yo pude sobrevivir a esta nefasta y brutal experiencia de violencia, pero es sabido que nadie está exento de ser asesinado por los hijos del odio”.

Fuente: infobae

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