jueves, abril 25, 2024

Por la pandemia, advierten que la inflación puede limitar la recuperación esperada

La segunda ola de covid, con sus consecuentes restricciones a la actividad, y el impacto que la inflación tiene en el poder adquisitivo, suponen los dos principales escollos para que se concerté la recuperación económica que el Gobierno esperaba para este año. Así se desprende de un informe elaborado por el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO).

“El programa económico electoral del oficialismo apuntaba a una recuperación económica pospandemia con cierta recuperación del poder adquisitivo de los ingresos de las mayorías. Cierto rebote estadístico frente a un pésimo 2020, acompañado de una ampliación de la inversión pública y una fina coordinación de la puja distributiva, eran los pilares de la táctica económica de cara a las elecciones de medio término”, sostuvo el centro, que remarcó que dicho plan de acción contiene dos grandes riesgos.

Por un lado, hizo mención al impacto de una segunda ola de Covid que podría “forzar una nueva parálisis de las actividades, poniendo fin al rebote estadístico”. El otro riesgo, estrictamente económico, “tiene que ver con el fino equilibrio que debían encontrar tres variables clave (tipo de cambio, salarios e inflación) para dar con la sutil recuperación del ingreso real pretendida”. “Ambos riesgos comienzan a materializarse de forma cada vez más evidente”, alertó.

El impacto que tiene la inflación en el escenario distributivo es uno de los principales elementos que “jaquea la política económica”, reconoció el informe. Al respecto, Nicolás Pertierra, economista jefe de CESO, analizó a Ámbito: “Me parece que el efecto de pérdida de poder adquisitivo va a estar concentrado sobre todo entre marzo y octubre. Porque la recomposición salarial debería venir al final del año, entre octubre y diciembre, cuando se concentran las cláusulas de revisión. Pero en el medio, va a quedar bastante rezagado. Entonces, hay que tratar de evitar la pérdida del poder adquisitivo en ese periodo de tiempo, porque también se pierde demanda y capacidad de compra”.

Al analizar los posibles factores que impulsaron la inflación en estos últimos meses, se alude a distintos factores: “A un piso inercial de por sí elevado, se agregan precios internacionales de productos primarios a valores récord que impactan en lo más básico de la canasta (especialmente carnes). En paralelo, la recomposición de algunos precios sectoriales que habían estado retrasados en el contexto de pandemia (entretenimiento, turismo y educación) también contribuyó al empujón inflacionario de los últimos meses”.

En ese contexto, desde CESO señalaron que “la estrategia integral compuesta por el diálogo político a nivel de sectores, la estabilidad macroeconómica y la regulación microeconómica no termina de balancearse del todo, aunque se muestra reacción e incomodidad en el propio gobierno con la respuesta del sector privado”.

De todas formas, de cara a los próximos meses, la suba de precios tendería a desacelerarse. “Me parece que la desaceleración tiene que ver sobre todo con que no deberían aparecer o no se ven factores que la aceleren. El tipo de cambio va a cerrar por tercer mes consecutivo a un ritmo por debajo de la inflación. En cuanto a las tarifas, me parece que ya nadie se imagina que se incrementen un 30%. Entonces, esas cuestiones de presión sobre los costos desaparecen. Queda el factor inercial, que no es menor, pero no debería continuar acelerándose y debería aflojar”, agregó Pertierra, quien en ese escenario ve poco probable un rebote de la economía por encima del 7%: “La meta original del Gobierno era cercana al 5,2%. El nivel de actividad de los últimos meses hizo pensar que eso se podía superar ampliamente. Pero me parece me imagino de base ese 5,2% y quizá más cercano al 6% que al 7%; pero difícilmente sea un rebote muchos más alto, con los ingresos perdiendo una buena parte del año”.

Fuente: Ámbito

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