viernes, marzo 29, 2024

Mordedura de un perro: cómo reaccionar ante esta urgencia infectológica

Para estas situaciones hay un protocolo establecido por el Ministerio de Salud, que indica cómo se debe proceder para prevenir el contagio de la rabia.

Actualmente todas las personas saben que ante una mordedura de cualquier animal es necesario concurrir a un médico lo antes posible. Dado que las bocas de los animales son muy sucias, el riesgo de infección es alto y la atención médica rápida hará que esas probabilidades de reduzcan.

Otro de los puntos centrales a tener en cuenta a partir de la mordedura de un perro -o de cualquier otro animal, sea doméstico o no- es el potencial contagio de rabia. Para prevenir esa situación existe un protocolo diseñado por el Ministerio de Salud, que tiene como principal objetivo informar a la población acerca de cómo proceder.

La mordedura, en términos técnicos, se conoce como accidente potencialmente rábico (APR). Tal como se mencionó, una persona que ha sufrido un evento de estas características debe concurrir inmediatamente a un médico -de preferencia, que se especialice en rabia-.

Una vez curada la herida, independientemente de la gravedad que revista, y comenzado el tratamiento indicado por el profesional, es importante empezar con el tratamiento contra la rabia.

Sin embargo, no todos los casos son iguales ni se tratan de la misma forma. Esto significa que el procedimiento varía en función de cómo haya sido la lesión, la procedencia del animal, si está vacunado o no, y si presenta síntomas de rabia o no.

Lo primero que es necesario determinar es si el animal está disponible o no. Si la respuesta es no, sin importar si el animal es doméstico o silvestre, es necesario iniciar el «control de foco según condición epidemiológica», de acuerdo a lo establecido por el protocolo.

Ahora bien, si el animal está disponible las opciones son cinco.

Si el animal es doméstico -gato, perro o hurón, por ejemplo- sin importar que tenga o no la vacunación vigente, la persona debe quedar en observación antirrábica por 10 días. Si en ese período la persona no presenta síntomas de rabia el animal queda descartado como portador de la rabia, aunque se le debe dar un refuerzo de las vacunas en el corto plazo y dejarlo en observación por 45 días.

Ahora bien, si el paciente presenta síntomas el animal se considera sospechoso y se le debe realizar una prueba de laboratorio. Si da negativo, se levantan las sospechas y se sigue el procedimiento descrito anteriormente. En caso de que dé positivo y el animal se confirme como portador de la rabia se debe concluir con el control de foco según epidemiológica.

Por otro lado, si el animal es doméstico y tiene sintomatología directamente se pasa a pensar que el animal es sospechoso. A partir de entonces se realiza la prueba de laboratorio y en función de los resultados se determina si el animal se descarta o se confirma como portador de la enfermedad.

En caso de que el animal sea doméstico pero esté muerto se sospecha directamente que puede estar enfermo y se sigue el procedimiento mencionado.

Por último, si el animal es silvestre se sospecha que padece la patología y se inicia directamente el control de foco según condición epidemiológica.

¿Qué tiene que hacer la persona apenas tiene el accidente?

Es importante destacar que, según el protocolo, antes de concurrir al efector de salud, proceder, lo más rápido posible, a la limpieza de la herida con abundante agua corriente y jabón.

De este modo, se disminuye notoriamente el riesgo de infección. Por su parte, el médico repetirá la limpieza con agua y jabón, independientemente de la magnitud de la herida y del tiempo transcurrido desde el accidente.

En el caso de una herida extensa, la limpieza debe ser cuidadosa y se debe revisar con más detalle, al igual que lavar con solución fisiológica. En este punto será el médico quien determinará si debe aplicarse la vacuna antitetánica.

IP.

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