jueves, abril 25, 2024

Masacre de San Miguel del Monte: ya hay 38 testigos contra la policía

 

Las pruebas de la masacre de San Miguel del Monte se salvaron del encubrimiento policial gracias a los vecinos: ellos recolectaron las vainas y un operador de las cámaras de seguridad resguardó las imágenes. Ya hay 38 testigos contra la policía.

De los siete policías detenidos por la muerte de cuatro jóvenes en esta localidad bonaerense, cuatro están acusados por “homicidio” y de los otros tres, dos por encubrimiento, y el tercero por falsedad ideológica en instrumento público, por la adulteración de las declaraciones de los testigos que desde el principio dijeron que habían escuchado “disparos” proveniente de los móviles policiales. La abogada Dorina Bernardez, que representa a la familia de Gonzalo Domínguez, una de las víctimas, sostuvo que los disparos fueron “directos al Fiat 147, de manera que lo ocurrido podría llegar a ser calificado como homicidio múltiple agravado”.

Al mismo tiempo, circuló la versión sobre la detención de un octavo policía y se cree que la persecución pudo haberse generado por el hecho de que los chicos pudieron haber visto una maniobra relacionada con un delito relacionado con el tráfico de drogas. Las pruebas se salvaron del encubrimiento policial, que buscaba instalar la idea de un accidente, gracias a los vecinos: fueron ellos quienes encontraron vainas servidas y las entregaron a los familiares de las víctimas. También, un operador de las cámaras de seguridad resguardó las imágenes del operativo.

Esta hipótesis surge del hecho de que no se entiende una persecución tan feroz, de un auto y un conductor, Aníbal Suárez, de 22 años, al que los policías conocían y carecía de antecedentes. El octavo policía es alguien a quien todos llaman “transa”, de acuerdo con lo señalado en cada consulta hecha por PáginaI12 citando el apodo del presunto implicado. Lo que se sabe, sí, es que la bala que fue encontrada en el cuerpo de uno de los adolescentes varones fallecido, fue disparada por Manuel Monreal, mientras que los casquillos rescatados por una vecina y entregados a la familia de una de las víctimas, partieron del arma que portaba el oficial Juan Gutiérrez, que iban en uno de los móviles.

La primera información que hechó por tierra la versión policial sobre el “accidente”, fue aportado por un empleado del municipio local que trabaja en la oficina de Monitoreo de las cámaras de seguridad. En la captura de pantalla se veía parte del accionar ilegal de los uniformados. La causa avanzó por el testimonio de 38 vecinos que escucharon los disparos o que presenciaron parte de la persecución.

“Hay un sinnúmero de recopilación de pruebas, para establecer una hipótesis para poder entender por qué la policía actuó de este modo”, señaló la abogada. Los móviles que intervinieron fueron tres y como dato importante señaló que los peritos de Gendarmería “con una velocidad inusitada, y por eso les agradecemos a los medios de comunicación, pudo determinar que uno de los chicos tenía una bala en el cuerpo y que esa bala fue disparada por el oficial Monreal”. Por otro lado, las cuatro vainas que fueron secuestradas por los vecinos “tienen marcas coincidentes con el arma que llevaba el oficial Gutiérrez”.

Bernardez aclaró que Monreal y Gutiérrez “no son ninguno de los que se ven en la captura de pantalla, en la que aparece un policía con medio cuerpo asomado por la ventanilla” del patrullero. En el primer móvil, que iba más cerca del auto perseguido, el que conducía era el oficial Leonardo Ecilape y como acompañante iba el capitán Rubén García. En estos momentos el fiscal de la causa, Lisandro Damonte, está fundamentando las detenciones, para que la jueza platense Inés Garmendia analice la situación procesal de cada uno de los policías. De ese análisis surgirán quiénes serán llamados a prestar declaración indagatoria y bajo qué cargos.

Todos los detenidos, con excepción de uno de ellos, estaban en los tres móviles que participaron en la persecución fatal. El que no participó del operativo es el oficial sumariante que distorsionó las declaraciones de los testigos que desde el primer momento dijeron que escucharon disparos. En el acta policial figuraban como “estruendos” o “explosiones” producidas supuestamente por caños de escape de motos o automóviles que pasaban por la ruta 3, en la entrada a Monte, donde se produjo la colisión con el camión que estaba estacionado. Juan Carlos Sasone, padre de Danilo, uno de los chicos fallecidos, le dijo a este diario que “hay testigos que afirman que el primero de los móviles policiales embistió al Fiat y por eso se produjo el choque con el camión”.

La abogada consideró que lo ocurrido es “un hecho inusitado, inentendible porque fue una persecución a los tiros contra el vehículo, no fueron disparos al aire de advertencia para amedrentar, que también está mal, pero acá tiraron directo al auto”. Otro dato inexplicable es que, tratándose de un Fiat 147, los móviles policiales, mucho más modernos y veloces, no lo hayan alcanzado e interceptado, sin necesidad de recurrir a los disparos.

Además, debían saber que el conductor era Aníbal Suárez, un joven sin antecedentes de ningún tipo. De allí surge la versión de que los cinco ocupantes del Spazio hayan observado alguna “transa” o un movimiento ilegal de alguno de los uniformados.

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