jueves, marzo 28, 2024

"Los locos de la azotea": 100 años de radiofonía argentina

La radiofonía argentina está de festejo. Este 27 de agosto se cumplen 100 años de la recordada emisión de la ópera «Parsifal» de Richard Wagner a cargo de un grupo de amigos, luego apodado «Los locos de la azotea».

Enrique Telémaco Susini junto a su sobrino Miguel Mugica y sus amigos César Guerrico y Luis Romero Carranza concretaron la hazaña con la tecnología de la época y no pocas dotes de acrobacia para instalar una antena horizontal, como las de los radioaficionados, en la terraza del teatro Coliseo porteño, que conectaba con un primitivo aparato de transmisión y llegaba a través de un cable a un micrófono disimulado en la sala.

Con el correr de los años la travesura quedó atrás y con el incentivo de la publicidad paga desaparecieron las espontáneas transmisiones con cantantes líricos, recitadores gauchescos, pianistas y otras variantes, y de la experiencia de 1920 surgió la pionera de habla hispana Radio Argentina, seguida por Radio Prieto, Radio Cultura, Radio Fénix, Radio Porteña, Radio Municipal, Radio La Voz del Aire, Radio Splendid, Radio Stentor.

En la ciudad de Santa Fe, la radiofonía se hizo carne el 24 de junio de 1924 cuando se le otorgó la primera licencia en el interior del país a lo que hoy conocemos como LT9 (esta señal distintiva recién llegó en 1931).

Unos años más tarde, nació la otra AM tradicional de la ciudad capital.: LT10. Fue el 18 de agosto de 1931, 11 años después de la primera transmisión de radio en la Argentina y 12 años de la creación de la Universidad Nacional del Litoral. En sus inicios funcionó en los altillos de la actual Facultad de Ingeniería Química, con equipos precarios de baja potencia, que sólo permitían transmitir en los alrededores. La programación duraba solamente dos horas diarias y era estrictamente cultural.

Buenos Aires y la radio

 En 1935 apareció Radio El Mundo, que pronto fue líder y funcionaba en Maipú 555, donde ahora está Radio Nacional, en cuyo suntuoso auditorio los oyentes se agolpaban para ver a sus ídolos en carne y hueso en programas que generalmente no duraban más de 15 o 30 minutos (el formato de una hora fue impuesto luego por la TV).

Allí, locutores e intérpretes actuaban de pie frente a los micrófonos y se vestían de etiqueta, mientras esa y otras emisoras tenían sus propias orquestas típicas y populares estables, además de recibir la visita de artistas y agrupaciones que reunían los nombres de Niní Marshall, Luis Sandrini, Olinda Bozán, Aníbal Troilo, Francisco Canaro, el locutor Julio César Barton, Alberto Castillo, en una larga lista.

Radioteatro

 Un fenómeno particular fue el del radioteatro: entre otros, el caso muy especial de «Chispazos de tradición», definido como «un churrasco criollo chorreando sangre gaucha», escrito y dirigido por el inmigrante español José Andrés González Pulido, que era denostado por los intelectuales pero lograba detener la ciudad a la hora de su transmisión, al punto de que muchos comerciantes del centro porteño instalaban receptores en sus tiendas para no perder clientes.

Hacia 1933, los elencos se multiplican y buscan su «target»: había romanticismo, unitarios y federales, bandidos rurales, nativismo, infantiles, misterio, aventuras en lugares remotos. Las compañías respondían a los nombres de Francisco Mastandrea, Héctor Bates, Manuel Domínguez y Manuel Ferradás Campos.

La FM

 Fue en los años ’70 cuando aparece la frecuencia modulada, popularmente conocida como FM. Fue entonces que se produjo una división en el espectro radiofónico, donde las AM se dedicaban más a la información y las FM a la música. Con el correr de los años esas diferencias desaparecieron.

Fuente: El Litoral

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