La Organización de Estados Americanos aprobó una resolución para declararlo ilegítimo, la Casa Blanca habló de “usurpación de poder” y la UE condenó las “elecciones no democráticas”.
El proceso de expulsión, regulado por el artículo 20 de la Carta Democrática Interamericana, se aplica cuando hay una alteración o una ruptura del orden democrático.
El caso más reciente de suspensión de un país fue el de Honduras, tras el golpe de Estado contra Manuel Zelaya en 2009.
La Asamblea General de la OEA está compuesta por las delegaciones de todos los Estados miembros activos, que actualmente son 34 ya que Cuba no participa.
Minutos después fue el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, quien condenó la “usurpación del poder”.
Los Estados Unidos “se mantienen firmes en su apoyo al pueblo venezolano y continuarán usando todo el peso del poder económico y diplomático de los Estados Unidos para presionar por la restauración de la democracia venezolana”, dijo Pompeo en un comunicado.
Luego fue la Unión Europea, a través de Federica Mogherini, alta representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, quien lamentó el nuevo mandato de Maduro por “elecciones no democráticas”.
Maduro ganó el 20 de mayo unos comicios boicoteados por la oposición. Su país está sumido en una grave crisis política y económica que ha obligado a 2,3 millones de personas a abandonar el país desde 2015, según la ONU.
La crisis ha provocado escasez de alimentos y medicinas y, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la inflación en 2019 alcanzará 10.000.000%.