miércoles, abril 24, 2024

Hoy se conmemora el Día Mundial del Cáncer Infantil

El cáncer es una enfermedad curable, la detección temprana, el tratamiento adecuado y el cuidado integral del paciente hacen que la posibilidad de cura pueda llegar hasta más del 80%.

El cáncer en pediatría tiene una incidencia muy baja en niños. En la Argentina de todos los cánceres infantiles que se diagnostican, cuatro de cada cinco pacientes que reciben el tratamiento adecuado, se curan.

La mayoría de los tipos de cáncer infantil se puede tratar con medicamentos, cirugía, radioterapia y quimioterapia. El diagnóstico precoz es fundamental para aumentar las probabilidades de tener un pronóstico favorable. Por eso, los especialistas insisten en que ante cualquier síntoma fuera de lo común, los padres deben consultar con el pediatra, y no descartar ninguna posibilidad.

“Cada vez existen tratamientos más eficaces para los cánceres sobre todo en la edad de la infancia y la adolescencia, consiguiendo un aumento de las tasas de supervivencia de los pacientes. Consultar y confiar en el oncólogo, es fundamental para detectar los primeros signos y síntomas, para actuar sobre su aparición”, explicó el Dr. Isaac Fleischer (MN 36.675), oncólogo del Sanatorio Finochietto.

Muchos de los síntomas del cáncer en niños pueden deberse también a otras causas, y la mayoría de las veces estos síntomas no son causados por el cáncer. No obstante, si su hijo presenta cualquiera de ellos, es importante que un médico le examine para que se pueda determinar la causa y recibir tratamiento de ser necesario.

Posibles síntomas que ameritan una consulta al médico:

Fiebre, pérdida de peso y apetito, palidez, fatiga, sangrados o moretones de fácil aparición, persistentes e inexplicables.

 Bultos en abdomen, pelvis, cuello y cabeza, extremidades, testículos, ganglios.

 Dolor en huesos, articulaciones, espalda y fracturas fáciles.

 Manchita blanca en el ojo, estrabismo, ceguera o pérdida de visión, protuberancia del globo ocular.

 Signos neurológicos como cambios de conducta, trastornos de equilibrio, marcha, dolor de cabeza, agrandamiento de la cabeza.

 Vómitos por la mañana, estados febriles recurrentes no relacionados con infecciones.

Fuente: Ámbito

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