Hoy se conmemora en honor a la primera aparición en Cova da Iria, Portugal, en 1917. Aquel día la Virgen se apareció ante Lucía dos Santos, Jacinta y Francisco Marto, tres pastorcitos del pueblo de Aljustrel, en Fátima.
Fue a Lucía dos Santos a quien la Virgen le pidió en su primera visita que los tres asistan a ese mismo lugar y a la misma hora el día 13 de cada mes, aunque recién en octubre les confesaría el motivo de su presencia allí.
Luego de prometerles su compromiso y fidelidad con el Señor, la Virgen les advirtió que “van a tener ocasión de padecer y sufrir, pero la gracia de Dios los fortalecerá y asistirá”.
Al llegar la fecha indicada por la Virgen de Fátima se produjo el denominado Milagro del Sol: cientos de peregrinos acudieron a la ciudad lusa homónima y en medio de una intensa lluvia, el sol resplandeció durante varios minutos y los fieles se arrodillaron.
Sus apariciones
La Virgen le develó a estos tres pequeños pastores tres secretos, también conocidos como “misterios”. Estos mensajes fueron resguardados durante décadas hasta que recién en 1941 Lucía escribió su testimonio y la Iglesia Católica develó dos secretos, dejando uno todavía oculto.
El primero se trató de una detallada visión del Infierno.
El segundo incluyó instrucciones de cómo recuperar la fe ante escenarios desoladores -este fue el que más se asoció a los conflictos bélicos mundiales y tiene un carácter premonitorio para muchos-, pero sin dudas el tercer secreto fue el que causó más impacto y hasta la actualidad tiene distintas interpretaciones.
El tercer misterio se hizo esperar hasta el año 2000, cuando el papa Juan expresó: “Según la interpretación de los pastorcitos, confirmada recientemente por Sor Lucía el obispo vestido de blanco que ora por todos los fieles es el Papa. También él, caminando con fatiga hacia la cruz entre los cadáveres martirizados, cae a tierra como muerto, bajo los disparos de armas de fuego”.