Las capacitaciones están destinadas a adolescentes y jóvenes de la localidad. Buscan acercar herramientas teóricas que permitan repensar los escenarios de vulnerabilidad psicosocial en el cual se encuentra inmersa gran parte de la población. En declaraciones a Códigos, Miguel Rauber, coordinador del Centro de Participación Comunitaria detalló aspectos de los talleres.
“Son seminarios que se dictan con la Línea 102 y en conjunto con un grupo de jóvenes de la Parroquia de Fátima”, explicó.
La iniciativa facilita recursos prácticos y protocolos de intervención institucional especificos, para temáticas como la violencia de género y familiar, los consumos problemáticos y las adicciones. También posibles conductas autolesivas e intentos de suicidio.
“Desarrollamos varios encuentros para tratar temas puntuales y profundizarlos. Hay una clara preocupación de los chicos sobre cada temática; además de la predisposición y ganas de aprender. En ocasiones no se logra desarrollar el 100% del contenido por la interacción activa de los chicos. Preguntan y cuentan anécdotas o problemáticas de ellos mismos, amigos y vecinos”, señaló.
Cada taller supera los 100 chicos en promedio, quienes reciben la certificaciones correspondientes por su participación. “La intención es formar jóvenes referentes para la detección temprana y el abordaje oportuno de los escenarios de vulnerabilidad, enfocándose en una labor de par a par que genere nuevos agentes de intervención social”, destacó.
