miércoles, abril 24, 2024

Empleados argentinos trabajaron más por el home office: ¿cuántas horas extras no remuneradas hicieron?

Durante la pandemia de COVID-19 los trabajadores en Argentina trabajaron un promedio de 6,2 horas extras no remuneradas por semana. Antes de la crisis sanitaria, esa media era de 4,8 horas.

Asimismo, según el último informe del Instituto de Investigación ADP, los trabajadores esenciales lo hicieron en un promedio de 10,1 horas semanales no pagadas.

Alejandro Russo, Operations Regional Director and Crountry Leader de ADP para Argentina, comenta: “Los trabajadores están registrando de forma rutinaria lo que equivale a más de una jornada laboral de horas extra no pagadas cada semana”.

Para los expertos de ADP, es la propia productividad la que está en juego. Mientras muchas empresas se preparan para adoptar un modelo híbrido de trabajo cuando baje la cantidad de casos de COVID-19 en circulación en el mundo, esta parece ser la modalidad que más cantidad de tiempo libre dedicada al trabajo genera.

Un estudio reciente de ManpowerGroup Argentina mostró que más de un cuarto de las grandes compañías quieren implantar un modelo de trabajo que combina más días de tareas remotas por semana y algunas jornadas en la oficina. De acuerdo al estudio de ADP, esta es la modalidad en la que los trabajadores reportan una mayor cantidad de horas extra no abonadas, lo que puede traer serias consecuencias para empleados y empleadores, tanto desde el nivel de productividad, compromiso, riesgo de “burn out”, etc.

Esto contrasta con la sensación de bienestar que experimentaron muchos de los que teletrabajaron por primera vez durante la pandemia, y los que vienen dedicándose full-time de esta manera. ¿Se produjo un “desencanto” de los trabajadores con el empleo a distancia tras esta experiencia?

“Creo que la sensación de bienestar puede continuar porque hay ciertos beneficios asociados con el teletrabajo que son innegables, como puede ser el hecho de reducir tiempos de viaje para llegar al lugar de trabajo, junto con la reducción de gastos que implica la movilidad de ir a la oficina (transporte, comida) y la posibilidad de hacer un mejor uso de los tiempos personales. Al mismo tiempo, creo que se fue generando un cierto agotamiento en los teletrabajadores, sobre todo aquellos que deben adicionar al trabajo los quehaceres domésticos (cocinar, cuidado de niños, etc.), sumado a que la falta de ciertas comodidades laborales que brindan las oficinas (incluyendo el contacto cercano con los colegas) impactan de manera negativa”, dijo Russo.

“En conclusión, creo que el paso del tiempo puede haber generado un desencanto en la modalidad “full” teletrabajo, lo que podría llevar a pensar que tal vez un modelo híbrido podría ser el más adecuado”, añadió.

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