viernes, abril 26, 2024

Copa de Asia: Qatar goleó a Emiratos Árabes Unidos y jugará la final con Japón

Hay que escribirlo ya sin miedo: Qatar es el mejor equipo de la Copa Asia 2019. Independientemente de lo que suceda en la final frente a Japón, el conjunto qatarí ha demostrado estar tan trabajado que se ha mostrado superior a todos sus rivales a lo largo de todo el torneo.

El último en caer rendido al poderío qatarí ha sido el conjunto anfitrión, Emiratos Árabes Unidos. Debido al bloqueo existente hacia el emirato qatarí, el partido estaba enrarecido: una institución deportiva de Abu Dabi había comprado todas las entradas y las había repartido gratuitamente a los ciudadanos emiratís, con la intención de que no hubiera una sola alma en el Mohamed bin Zayed que apoyara a Qatar, país que, por otro lado, recibía su apoyo por medio de omanís, pues los qatarís no pueden entrar a Emiratos.

El encuentro, además, empezó con una sonora y bochornosa pitada al himno qatarí. La megafonía del estadio tuvo que elevar tanto el volumen que llegó a ser molesto, pero la pitada era tan estruendosa que incluso se elevaba por encima del sonido de los altavoces.

Con absolutamente todos los elementos en contra, Qatar se impuso sobre el terreno de juego, tanto en marcador como en juego desplegado. Es cierto que las sensaciones con las que ambas selecciones llegaban a la semifinal invitaban a que la victoria qatarí parecería clara: los de Félix Sánchez venían de ganar sus 5 partidos y todavía no habían encajado un solo gol. Por contra, Emiratos ganaba sus partidos sin mucho brillo, alguno de ellos en la prórroga (ante Kirguistán) y siempre sufriendo demasiado. Sin embargo, todo el envoltorio del partido hacía pensar que Emiratos sería superior. Craso error.

El estadio era una olla a presión contra Qatar. Imaginen 45.000 almas deseando tu derrota dada la enorme rivalidad existente entre ambos países. E imaginen el ambiente de cánticos y abucheos constantes. Ensordecedor. Ahora imaginen el minuto 22 de partido. Boualem Khoukhi llega al pico del área. Alza la cabeza y ve a Almoez Ali, dispuesto a rematar… pero cubierto. Entonces se decide por el disparo, seco, a portería… y Khalid Essa no logra detener el balón. 0-1. Se hizo el completo silencio.

Tal silencio hubo, que la organización puso algo de música en la megafonía cuando cantaba los goles -inédito hasta ahora en la Copa Asia- para darle algo de alegría. Pero lo que no imaginaban es que poco después llegaría otro enorme silencio.

Probablemente ya iba a ser el pichichi del torneo desde que se acabaron los octavos, cuando sumaba 7 goles en 4 partidos. Tras la semifinal, son 8 en 6 partidos, porque Almoez Ali, futbolista del Al Duhail y gran revelación del torneo, conectó un potente disparo con su pierna derecha que golpeó en el poste largo y batió al meta emiratí.

Al ir a celebrarlo en la grada -siempre lo hace- le llovieron objetos de todo tipo, incluidos zapatos, en lo que se considera el mayor acto de desprecio en la cultura árabe. Tras recogerlos y acabar la celebración, llegó el descanso. Con ese tanto, además, igualaba los 8 que anotó Ali Daei en 1996.

El 61% de posesión favorable a los qataríes reflejaba a la perfección lo que se veía sobre el terreno de juego. Akram Afif , Almoez Ali, Pedro Correia, Al Sheeb… todo fluía, fruto del enorme trabajo de Félix Sánchez y su equipo de colaboradores españoles.

Al Haydos, en el 80′, puso ya sonrojante 0-3. En la celebración, de nuevo, llovieron zapatos, botellas y objetos de todo tipo. Más de lo mismo cuando Hamid Ismaeil puso el definitivo 0-4. Goleada inmaculada que unos pocos quisieron ensuciar.

Qatar está en la final y allí espera Japón. Lo que no pudo lograr la generación de Khalfan Ibrahim, Mansour Muftah, Mohamed Saqr, Wesam Rizk, Rodrigo Tabata, Sebastián Soria… lo han logrado estos chicos Aspire. Por delante ya espera Japón.

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