jueves, marzo 28, 2024

Cómo darse cuenta si un lunar tiene riesgo de ser cancerígeno

Los expertos establecieron cinco pautas básicas y centrales para evaluar los lunares que pueden aparecer en el cuerpo y sus modificaciones.

Los lunares son una característica que todas las personas tienen, en mayor o menor medida, presente en su cuerpo, aunque es más frecuente en personas de piel clara. Más allá del aspecto estético -hay quienes gustan de tenerlos y otras personas que no-, lo cierto es que es necesario controlarlos con frecuencia. ¿Por qué? Porque es posible que, por diversos motivos, un lunar benigno, que simplemente convivía en armonía con el resto de las células, se transforme en maligno y ponga en riesgo la salud y la vida de la persona.

Según las últimas cifras del Ministerio de Salud, más de diez argentinos mueren cada semana a causa de una patología grave, pero prevenible: el melanoma. Es el tipo de cáncer de piel más agresivo, de peor pronóstico y responsable de alrededor de 550 defunciones anuales en Argentina.

Este tipo de patología oncológica, al igual que sucede con otras que se ubican dentro del gran grupo, aparece como consecuencia de que las células de la piel, llamadas melanocitos, se conviertan en malignas. En el organismo, existen genes que controlar cuándo crecen las células, cuándo se dividen para formar nuevas células y cuándo mueren. Algunos de ellos se conocen como oncogenes, mientras que, como contraposición, existe otro grupo que mantiene el control del crecimiento celular y se conocen como genes supresores de tumores. El problema se presenta cuando, por cambios en el ADN, se activan a los oncogenes o desactivan a los genes supresores de tumores. Por lo general, es necesario que ocurran cambios en varios genes diferentes para que una célula se torne cancerosa.

Por otro lado, es importante señalar que los rayos ultravioleta (UV) son una de las causas principales para muchos melanomas, dado que pueden dañar el ADN en las células de la piel.

A diferencia de lo que normalmente se cree de esta patología, la edad no es el único factor que interviene en su desarrollo. Se desencadena, también, en función del grado de exposición a los rayos solares que la persona tiene en su día a día, fundamentalmente durante la infancia y adolescencia.

¿Cómo controlar los lunares?

Al igual que con otras patologías, la prevención y el diagnóstico temprano son esenciales para disminuir la cantidad de casos. Prestar especial atención a cambios en los lunares es el primer paso para poder analizarlos. Para esto, existe un protocolo conocido como el «ABCDE del melanoma», que busca estandarizar los parámetros de control para que las personas conozcan cuáles son los aspectos que deben llamar su atención. La sigla significa Asimetría, Bordes, Color, Diámetro y Evolución y denomina las variables a considerar al momento de hacer el análisis.

Es importante tener en cuenta que esta evaluación no reemplaza la consulta con un especialista en dermatología, dado que es el experto y es quien realmente puede conocer el estado de salud de la persona. Este aspecto es central para todas las personas, pero sobre todo para aquellas personas que tienen mayor predisposición a padecer cáncer de piel por sus antecedentes y características.

Existen, además, herramientas de prevención primaria, secundaria y terciaria. La primaria está dirigida a evitar la aparición de lesiones malignas y se centra en la fotoeducación de la población. ¿Qué significa esto? Básicamente, este primer punto se refiere a la concientización acerca de la importancia del cuidado de la piel y de la gravedad que reviste este tipo de enfermedades.

La prevención secundaria, por su parte, está orientada a la detección temprana de las lesiones malignas o premalignas. Para eso es necesario visitar al dermatólogo en forma periódica, sobre todo ante la presencia de un lunar nuevo o de cambios en uno preexistente. Esta instancia es importante porque fomenta la detección precoz de cualquier lesión, ya sea incipiente o desarrollada.

En cuanto a la prevención terciaria, implica evitar cualquier tipo de complicación asociada a la evolución de la enfermedad.

Un dato a considerar acerca de esta patología es que, si bien constituye solo el 1% de los casos de cáncer de piel, se trata del más agresivo, por lo que ocasiona más del 75% de las muertes que se puede atribuir a tumores cutáneos.

¿Quiénes tienen mayor riesgo de padecer esta enfermedad?

Como toda enfermedad, tiene factores de riesgo que aumentan las probabilidades de padecer un melanoma. Entre los principales se encuentran la mencionada historia de exposición a los rayos UV en forma crónica y acumulativa; o exposiciones intermitentes extremas que produjeron quemaduras. Asimismo, las personas que tienen ojos o cabello claros o pelirrojo, al igual que muchos lunares, pueden tener mayores probabilidades de desarrollar un cáncer de piel de estas características.

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