miércoles, abril 24, 2024

Cinetosis, el mareo al viajar en un vehículo

Me siento mal, voy a vomitar! decía Samuel cuando era pequeño durante los viajes en auto y Beatriz, su madre, sabía qué hacer, detenía el vehículo, sacaba al chico y lo tranquilizaba. Pero, ¿Por qué le pasaba esto? Y luego, ¿qué cambió para que ahora viaje sin esas molestias?

“En un auto una persona se marea por la disociación entre el estímulo visual y el sensorial del oído interno. Por ejemplo, un nene pequeño viaja sentado en el asiento posterior y ve un entorno que no se mueve; sin embargo, sus oídos “sienten” la aceleración que efectúa el auto; esta diferencia sensorial puede generar el mareo. La intolerancia a ser trasladado pasivamente en un vehículo, barco, tren, avión o cohete se denomina cinetosis”, explica la doctora Ana Carolina Binetti, especialista en otorrinolaringología, perteneciente al staff de este servicio del Hospital Británico y encargada del sector de Vértigo.

El equilibrio en el cerebro de una persona se basa en tres herramientas, “una es la vista, lo que los ojos ven; otra es el sistema coclear, que es como la brújula que tenemos dentro del oído interno y nos dice la posición del cuerpo en el espacio, y la última, la propiocepción, que son como los sensores de los músculos y las articulaciones que tenemos a lo largo de todo el cuerpo. Estas herramientas las utiliza el cerebro para ubicarse en el tiempo y el espacio”, afirma el licenciado en kinesiología y fisiatría, Javier Furman, director del Centro Furman Javier.

“Cuando viajamos en un auto -continúa-, en especial quien no tiene una visual panorámica del paisaje (los pasajeros que se sientan atrás), tiende a marearse porque la información que le da la “brújula”, el sistema vestibular (o coclear), es que está acelerando, frenando o girando (es decir, está en movimiento) mientras la vista está mirando hacia afuera a un punto que parece fijo, pero que se va corriendo de lugar (porque el auto se mueve); entonces, el cerebro tiene una constante contradicción entre lo que percibe la vista y lo que siente el cuerpo.

En otras palabras, la persona está todo el tiempo moviendo los ojos a puntos que cree que están fijos (aunque en realidad no lo están), esa es la sensación que recibe el cerebro de la propiocepción, los sensores que están en el cuerpo; por otro lado, la parte vestibular (el oído interno), le da la información que sí se está moviendo: esa diferencia entre lo que el cuerpo siente y lo que ven los ojos, genera una confusión y, por lo tanto, un mareo”.

La cinetosis también puede generar la pérdida de orientación, del equilibrio y provocar sudoración, palidez, ansiedad, bostezos, náuseas, salivación o vómitos.

El mareo cinético es menos frecuente en los menores de dos años porque su sistema nervioso central aún no está maduro; por otra parte, la sensibilidad al mareo disminuye hacia los 12 años. En cuanto a las mujeres gestantes, se marean con más facilidad por la mayor sensibilidad en los centros nerviosos y los cambios en la distribución del flujo sanguíneo corporal que se producen para alimentar al feto. Factores emocionales como el miedo o la ansiedad pueden disparar también la mecánica de la cinetosis.

Durante el viaje en un vehículo, el conductor prácticamente no sufre mareos, porque mira hacia afuera y tiene la vista en el horizonte, ve lo que pasa a su alrededor y predice mentalmente qué va a pasar. En tanto, los pasajeros que viajan en la parte trasera, “no tienen la visual ni la predicción; la información que se está frenando, girando o acelerando le llega antes de verlo, esto es completamente al revés de lo que pasa con el conductor, por eso sus cerebros entra en esa contradicción”, destaca Furman.

“Si el que maneja padece un mareo, puede deberse al llamado mal del conductor -afirma Binetti-, que es la sensación, sobre todo al tomar una curva a gran velocidad, de que el auto gira y vuelca. Es muy peligroso, por eso se sugiere conducir a velocidad estable y no muy elevada. Si esto sucede puede ser que padezca un accidente, por el miedo que produce y la falta de seguridad asociada a la sensación de giro. En tal caso, debería mantener los ojos abiertos, bajar la velocidad y avisar a los otros conductores que va a detener su auto mediante las señales acordes”.

Superar la cinetosis

Como señala Binetti, entre las posturas que aumenta la posibilidad de sufrir cinetosis está la de viajar mirando hacia atrás. Por esto, sugiere a las personas con sensibilidad al movimiento no girar la cabeza para mirar hacia atrás ni sentarse en los asientos de colectivos que van de espaldas al conductor y evitar leer durante el viaje. “Algunas personas son más sensibles a este mareo que otras. También puede manifestarse con migraña, como en algunas mujeres, que la padecen más que los hombres. Por su parte, los niños, desde el año de edad, son también susceptibles por la incoordinación visuo- vestibular que produce este tipo de estímulo”.

Así, la profesional recomienda como tratamiento para la cinetosis, “la terapia de habituación vestibular (que consiste es una serie de ejercicios para “ajustar” el oído interno). También, luego de completar los estudios vestibulares, si la persona está afectada por esta problemática puede indicarse una medicación sedante vestibular que debe tomarse 30 minutos antes de subir al medio que los transportará”.

Acerca de la forma de conducir para evitar el mareo en los pasajeros, Andrés Pablo González, instructor profesional de manejo del Audi Driving Center, sostiene que el manejo debe ser suave y progresivo, respetando las velocidades establecidas. “Así evitaremos giros bruscos y desaceleraciones inesperadas. Al emprender un viaje, tratemos que el interior del vehículo se encuentre limpio y con el climatizador activo, para mantener un clima agradable y renovado, ya que un ambiente enrarecido y con mal olor provoca mareos a cualquier pasajero”.

En cuanto a cómo sentarse en el auto, sugiere que los pasajeros se ubiquen de manera erguida, apoyando la cabeza en el reposacabeza para evitar desplazamientos longitudinales, y que no fijen la mirada en un punto como una tablet o un libro, ya que al estar en una conducta pasiva, están en discrepancia con lo que sucede alrededor.

Además, indica que es importante para reducir este malestar, planificar la salida o el viaje si es largo: “recomendamos detenerse cada dos horas, ingerir alimentos livianos, estar siempre bien hidratados, consultar a los pasajeros cómo se sienten y si están cómodos con la manera de manejo. Si viajamos en un vehículo donde las butacas de los pasajeros giran, se recomienda que siempre estén en sentido de marcha del vehículo. Si quien sufre algún tipo de síntoma, es el conductor, tratemos de detenernos en un lugar seguro tanto para nosotros como para los que transitan las rutas, previa señalización. Al bajar inspiramos profundamente, nos hidratamos, tomamos un descanso y si no estamos en condiciones de seguir, cedamos el volante a otro de los pasajeros habilitado para conducir”.

Finalmente, Samuel, ahora de 13 años y con una buena estatura, superó su cinetosis porque, “ahora viajo adelante en el asiento del acompañante y miro hacia el horizonte, veo lo que pasa y lo que viene. Nunca más sufrí de mareos al viajar. Claro, agradezco a mamá que me cede este lugar”.

 

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