sábado, abril 27, 2024

Chile avanza en semana laboral de 4 días y horarios flexibles

Mientras en la región se avanza en la modificación de la dedicación laboral, en el país todavía existe cierta rigidez y surgen nuevos convenios colectivos.

Se trata de un tema espinoso para muchos gobiernos, por las ambivalencias que suscita ya su sola definición. La noción de reforma laboral da lugar a distintas interpretaciones, según la óptica con la que se aborda esta cuestión tan sensible.

Para las empresas, constituye un avance esencial en pos de adaptarse a las estructuras de trabajo que exige el dinamismo de la llamada “cuarta revolución industrial”. Los trabajadores, en cambio, miran estos proyectos de reojo, ante la posibilidad de ver recortadas algunas de sus históricas conquistas.

En medio, el Estado, encargado de brindar un marco regulatorio que lleve a un escenario ideal de “pax laboral”, en momentos en que la noción histórica de lo que representa una actividad remunerada pasó a pensarse como un fenómeno cada vez más tendiente a la flexibilidad de horarios y tareas.

El nuevo formato de jornada laboral ya es una realidad en muchos países. En América Latina, varios avanzaron en sus propias reformas. Brasil ya lo hizo en 2017 y Chile se prepara para tratar dos proyectos en el Congreso que darán que hablar.

Argentina, mientras tanto, navega entre las aguas sinuosas de su panorama político y económico, y espera a que el oleaje se aquiete para encarar sus iniciativas.

El panorama regional

Bajo la presidencia de Michel Temer, Brasil sancionó una ley que, según prometió el gobierno en ese momento, dotaría de competitividad al mercado para así “generar nuevos empleos e incorporar al país al siglo XXI”.

Entre los puntos más importantes figura la no modificación de la cantidad de días de vacaciones, horas laborables por semana ni tampoco el aguinaldo. Sin embargo:

– Las vacaciones pueden particionarse hasta en tres períodos. Las jornadas son extensibles hasta 12 horas (con 36 de descanso) sin superar las 44 semanales del límite establecido

– Avaló la “jornada intermitente”, con pagos de salarios sobre base horaria o diaria y no mensual: pueden pactarse convenios parciales de hasta 30 horas semanales

– Reglamentó el trabajo desde el hogar (homeworking) con reembolso para gastos del empleado y amplió las posibilidades de tercerizar tareas, incluso la principal de la empresa

– Flexibilizó las condiciones de despido: el monto de las indemnizaciones no está atado al salario del trabajador y el preaviso se redujo a 15 días

Por ahora, la reforma no tuvo los resultados deseados. La tasa de desempleo subió en el primer trimestre de 2019 y se ubicó en el 12,7%, de acuerdo a cifras oficiales. Incluso, el subempleo subió a su nivel más alto desde que hay registros desde 2012, al pasar del 23,8% al 25%.

Chile, por su parte, avanza con dos proyectos de ley que buscan aggiornar su mercado laboral a las nuevas formas de trabajo.

Entre las modificaciones se incluyen:

– Jornada semanal: habilita a prestar servicios de lunes a jueves y descansar viernes, sábado y domingo

– Jornada mensual (180 horas): posibilidad de pactar una distribución flexible de días y horarios

– Jornadas semestrales y anuales: trabajar más en invierno y menos en verano (o viceversa)

– Hora de entrada y salida: la iniciativa permite pactar “bloques horarios” (para acomodar el tiempo laboral a las necesidades del dependiente)

– Pausa en la relación laboral, para dedicar ese tiempo a otros intereses y necesidades, sin perder el empleo

La flexibilización es voluntaria y permite dos nuevas modalidades:

– 4 días trabajados y 3 de descanso (con 45 horas de tope semanal)

– O 180 horas mensuales (con tope de 12 horas diarias y hasta 6 días por semana)

La propuesta opositora busca rebajar la jornada de 45 a 40 horas por semana ya que, según explican sus impulsores, el actual régimen “no permite a los trabajadores desarrollar una vida familiar o disponer de tiempo libre para educarse o entretenerse”.

En ese sentido, consideran que reducir la jornada resulta fundamental para “ajustarse a los nuevos tiempos”. Esta iniciativa es criticada por el gobierno y los empresarios, bajo el argumento de que no contempla los efectos que podría tener sobre los asalariados que gozan de horarios flexibles y los quienes reciben un ingreso variable.

Por lo pronto, la Comisión de Trabajo ya aprobó el eje central del proyecto. Incluso el último artículo que establece que no se podrán reducir los salarios pese a la disminución de las horas trabajadas.

Argentina, entre el “stand by” y las necesidades urgentes

Según Randstad Workmonitor de 2018, 7 de cada 10 argentinos desarrollan sus actividades bajo un esquema tradicional. Es decir, concurren a la oficina en horarios regulares.

En términos comparativos, el país está entre los que aún sostienen formatos “rígidos”. Hasta el año pasado, sólo el 34% podía realizar sus tareas en el lugar y momento deseado.

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