miércoles, abril 24, 2024

Brasil, sin carnaval por primera vez en su historia

La pandemia del coronavirus obligó a las autoridades del país a cancelar la fiesta más famosa del año, que no se había suspendido ni con la gripe española de 1919. La industria del turismo perderá unos 1500 millones de dólares y habrá 25.000 personas que se quedarán sin empleo

La pandemia del coronavirus (Covid-19) ha hecho estragos en Brasil, como en todo el mundo. Miles de muertos, millones de casos positivos y consecuencias económicas sin precedentes golpearon a un país que venía en marcado crecimiento. Sin embargo, el impacto no fue sólo santiario, funerario o económico, sino que también es cultural. Es que el llamado país del carnaval se quedará sin carnaval por la pandemia, algo que no había logrado ni la gripe española en 1919.

Así es: los desfiles más grandes del mundo, las fiestas callejeras interminables y hasta los feriados por la llegada del Rey Mormo fueron supendidos debido a los peligros que representan en relación a la pandemia. La cancelación del carnaval sucede después de que se cancelara la mundialmente famosa fiesta de Año Nuevo en Copacabana, que normalmente atrae a unos tres millones de personas cada año.

Aunque la tristeza reina en casi todos los brasileños, quienes estarán más devastados son quienes pertenecen a la industria del turismo, que moviliza 1.500 millones de dólares en todo el país, con fiestas, venta de bebidas y la confección de disfraces y hasta la carpintería de las carrozas de las escuelas de samba, según datos de la Confederación de Comercio y Servicios (CNC).

Río de Janeiro, sede del mayor espectáculo de la Tierra, como se conoce el desfile de escuelas de samba del sambódromo Marques de Sapucaí, no sólo llora a los muertos de la Covid-19, sino que llora toda la industria del carnaval, sobre todo las comunidades de favelas que viven de esta fiesta monumental. Costureras, luthiers, carpinteros, músicos, técnicos, electricistas. Son 25.000 personas dedicados a hacer los desfiles funcionar.

La suspensión del ADN de Brasil

Para los brasileños, el Carnaval comienza dos o tres semanas antes, con las comparsas callejeras en acción los fines de semana y los ensayos en los galpones de las escuelas de samba, verdaderos centros de percusión y baile popular que son la esencia, el ADN que forma parte del alma de este país de 216 millones de habitantes.

Para evitar aglomeraciones, todas las ciudades prohibieron los feriados de Carnaval, con la expectativa de que en julio -durante el mes de las vacaciones escolares- pueda ocurrir la fiesta pero fuera de época. El silencio del No Carnaval se sentirá principalmente en Río de Janeiro, Salvador, Recife y San Pablo.

“El carnaval en las calles es el carnaval fuerte de Brasil, donde se ven las disputas de clase. En Río de Janeiro había un carnaval de la alta sociedad, en salones, pero en contrapartida el pueblo disputó y ganó la calle, que es una disputa aguda en el carnaval. Río de Janeiro quiso tener una formación eurocéntrica pero el carnaval lo transformó en la cara del pueblo”, dijo el historiador Luis Antonio Simas, especialista en cultura popular.

Según Simas, el carnaval siempre fue político, desde 1880, cuando se ponía la cuestión de la abolición de la esclavitud hasta la transgresión de cuestionar a la dictadura o la familia del presidente Jair Bolsonaro.

Para los brasileños, el año laboral no comienza el 1 de enero, sino “después del Carnaval”.

Los efectos de la pandemia

En una entrevista, Flavio Favero, vocero de Unidos de Vila Maria, escuela de samba de San Pablo que desfila en el sambódromo paulista, contó como la pandemia diezmó la preparación de los desfiles. “Trabajamos con previsión de un desfile para julio pero con un equipo reducido a causa de la pandemia. Habitualmente tenemos 300 personas en nuestro galpón y ahora somos 20”, comentó.

Favero, así como todos los carnavalescos -directores creativos de las ‘escolas de samba’, dieron su luz verde a la suspensión, de la que han protestado el sector hotelero y turístico en general.

“Haremos con algunos sambistas y bailarines una transmisión online para toda la comunidad del carnaval”, dijo a esta agencia el vocero de la escuela de Unidos de Vila Maria, un barrio de clase baja de la zona norte de San Pablo.

De hecho, aseguran que están en juego unos 100.000 puestos de trabajo en el sector cultural, en la hostelería y en la gastronomía. Según los informes de los medios de comunicación, ya se han perdido 20.000 puestos de trabajo en la industria hotelera y casi 10.000 en la industria de la restauración en el transcurso de la pandemia.

Y el panorama es sombrío. Actualmente, solo el 35 por ciento de las plazas hoteleras de Río están reservadas para los días de carnaval. Con reducciones de precios del 30 por ciento, los hoteles esperan poder ocupar al menos la mitad de las habitaciones a corto plazo.

El año pasado, la ciudad registró un carnaval récord, con una ocupación hotelera del cien por ciento, un total de 2,1 millones de turistas y un volumen de negocio de unos 600 millones de euros. Normalmente, se calcula que 1,5 millones de turistas celebran el carnaval en la ciudad, de los cuales el doce por ciento proceden del extranjero.

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