jueves, marzo 28, 2024

Alejandra Naftal: "El Gobierno no tiene en su agenda el tema de los derechos humanos"

El comienzo del siglo XXI se ha caracterizado, entre varias cosas, por desenterrar fantasmas que creíamos sepultados para siempre. El avance de la ultraderecha en varios lugares del mundo, y el consecuente retroceso en materia de derechos humanos deja en evidencia que los sucesos históricos deben ser repensados, en un ejercicio constante que no debe permanecer en los claustros académicos, sino abierto a la sociedad.

Es por esta razón que, a 43 años del inicio del último golpe cívico militar, aun se continúa realizando la marcha a Plaza de Mayo exigiendo «Memoria, Verdad y Justicia». Pero, parafraseando a Adorno, ¿es posible escribir poesía después del horror?

Alejandra Naftal es de las que creen que sí. Tal vez porque ella misma ha vuelto del horror, para la Directora Ejecutiva del Museo Sitio de la Memoria (ex Escuela de Mecánica de la Armada, ESMA), reconvertir un espacio físico en donde ocurrieron las mayores atrocidades del pasado reciente argentino, es una tarea de todos los días.

Periodista: Hace tiempo que no se escucha hablar de «el curro de los derechos humanos», sin embargo, cada tanto hay retrocesos como la amenaza del regreso del 2×1 para quienes cometieron delitos de lesa humanidad, ¿por qué cree que sucede esto?

Alejandra Naftal: Hay sectores y sectores, creo que el movimiento de derechos humanos es algo fundamental en la sociedad argentina, y hay quienes van a ir a atacar desde el «curro», discutir las cifras, o reinstalar la teoría de los dos demonios. Esas son las disputas de la memoria, sobre cómo recordarlo y cómo abordarlo, son las dinámicas y los debates inevitables de las sociedades. Sí creo que el gobierno actual no tiene en su agenda el tema de los derechos humanos, como sí lo tuvo el gobierno anterior. Pero es un gobierno que tiene la agenda que tiene y serán las sociedades las que interpelen a los gobiernos para que determinados temas estén en la agenda.

P.: ¿Teme por estos sectores y cómo pueden impactar en el futuro del Museo y su rol en la sociedad?

N.: Creo que si hay algo en que los argentinos y argentinas hicimos un acuerdo básico, aunque haya pequeños sectores que disientan, es en que “terrorismo de Estado nunca más”, y un gran ejemplo de ello fue el rechazo al 2×1, que en 23 horas y 47 minutos se declaró inconstitucional, todos los partidos políticos y la gente salieron a la calle. Hay un acuerdo en que este lugar es muy respetuoso para las víctimas y que está hecho con mucho consenso, todo lo que ves acá son muchos años de búsqueda de consensos, de intercambios con la sociedad, con la academia, con el periodismo. Este es un lugar con bases muy sólidas, nos respetan mucho.

P.: El eje Seguridad es sin duda uno de los fuertes en la carrera presidencial de este año, y muchos candidatos comparten en proponer «mano dura» como respuesta al delito, ¿cuál es su opinión al respecto?

N.: Estoy en contra de todo lo que sea castigar al pobre, a la víctima, y a los menores. Dicen que es garantismo, pero para mí las sociedades tienen que tener un Estado más presente que regule las desigualdades. Si esos espacios no son copados por el Estado, son ganados por el narcotráfico, por la delincuencia. Mi gran dilema es saber qué pasa en Argentina que es un país que tiene tan bien trabajado todo lo que son las políticas de memoria vinculadas al pasado de la dictadura, pero al mismo tiempo una memoria tan frágil vinculada con el pasado reciente, como 2001. Qué mecanismos hay que se sabe más de los setenta y hay tan poca memoria de lo que pasó con los gobiernos en los noventa, por ejemplo.

P.: Argentina es un país donde se ha trabajado mucho la situación de los desparecidos en la última dictadura, pero el tema de los desparecidos en democracia es todavía un tabú…

 

N.: Totalmente. Hace poco estuve en España, un país que no revisó su pasado en lo más mínimo. Y pensé entonces que cada pueblo, cada nación tiene sus propias estrategias para pensar su pasado, pero de lo que sí estoy segura es que todo lo que escondés debajo de la alfombra vuelve. Si hay algo que no tengo respecto a la vida y a la memoria son certezas, pero yo creo que a cada una de las personas que pasa por el Museo algo les queda. Siempre lo digo: si a este lugar hay que hacerlo de nuevo, que se haga de nuevo. Este fue un lugar de cautiverio, de prisión, y tortura. Mi aspiración es que se convierta en un espacio de expresión y de libertad.

 

«Testimonios para volver a mirar»

Hasta aquí, parece clara la necesidad de volver sobre el pasado reciente. Pero, ¿cómo? Para Naftal, la respuesta está en la teoría de Walter Benjamin. Es decir que articular con el pasado de manera histórica, no implica reconocerlo tal como fue sino, a la luz del presente.

 

En este marco, quienes trabajan en el Museo Sitio de la Memoria eligieron el debate sobre los feminismos para volver a discutir lo que pasó en la ex Escuela de Mecánica de la Armada, y además, a modo de saldar una deuda con todas las mujeres que pasaron por ese lugar, muchas de las cuales parieron allí a sus hijos.

 

P.: ¿De qué se trata «Ser Mujeres en la ESMA: testimonios para volver a mirar»?

 

N.: Es una muestra que nos llevó mucho trabajo, sobre todo interno. Es algo que a mí me da alegría porque creo que estos espacios, o sitios de memoria, se tienen que vincular con el presente. La memoria es una construcción del presente. Y el tema de la violencia de género y de los delitos sexuales empezó a ser una demanda del presente que interpela al pasado. Con todo lo que está pasando con las chicas jóvenes que visitan este lugar había mucha demanda y preguntas acerca de qué pasaba con estas mujeres en su condición de mujer, estando en cautiverio. Venían grupos de mujeres y nos decían que la exposición permanente había olvidado la perspectiva de género. Y nos hicimos cargo. Dijimos «vamos a asumir cuando un museo se olvida, cuando un museo calla, cuando un museo silencia». Asumimos el desafío, e hicimos la intervención en toda la muestra.

 

P.: ¿Va a quedar de manera permanente?

 

N.: Es interesante pensar eso, cómo estos lugares deben dinamizarse con las demandas del presente. Y tal vez queda, sí, en la muestra permanente como una construcción.

 

P.: Es un gran avance que un museo revise y reformule a sí mismo en sus contenidos.

 

N.: Nosotros empezamos a trabajar desde lo histórico, desde lo sociológico, y vimos testimonios acerca de cómo las mujeres detenidas transitaron este espacio. En el juicio a las juntas hablamos muy pocas mujeres, y muy poco, de lo que fue nuestra situación acá adentro en tanto mujeres. Muchas lo hicieron desde una situación intelectual y otras lo hicimos desde lo emocional y afectivo. Luego de las distintas causas nos fuimos animando porque empezamos a entenderlo desde la problemática de haber sido mujer. Es muy importante remarcar que las que estuvieron detenidas aquí lo hicieron desde su condición de militantes políticas. Y acá es interesante una frase que dice Pilar Calveiro (Doctora en Ciencia Política y exiliada tras haber estado detenida en la ESMA) “a las mujeres y a los hombres nos ingresaban por la misma puerta”, pero luego, en el transcurrir del tiempo la condición de ser mujer tuvo otro tipo de tormentos. Durante mucho tiempo los crímenes sexuales no eran considerados como delitos de lesa humanidad. A la Justicia le costó mucho escuchar y preguntar por este tema. Entonces la muestra intenta interpelar estos temas, que ya estaban en el pasado, pero estaban silenciados. Es interesante ver cómo las mujeres van cambiando su autopercepción de sí mismas mientras estuvieron en cautiverio.

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